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La casa junto al mar

lunes, marzo 19, 2018 Alejandro C. 0 Comments

Robert Guédiguian (Las nieves del Kilimanjaro, Una historia de locos) vuelve a reunir a su elenco habitual para ofrecer una película que hacía años que tenía en mente rodar, sobre todo geográficamente. De esta manera, gracias a Golem el 23 de marzo llega a los cines La casa junto al mar, un drama familiar que rezuma belleza en cada escena y que aborda muchos temas sentimentales. Pero para ello viajemos a la idílica costa francesa.

La historia gira en torno a tres hermanos que vuelven a la casa que construyera su padre en una cala cercana a Marsella. Angèle es una actriz que vive en París, Joseph vive enamorado de una chica mucho más joven que él, y Armand el que decidió quedarse con el restaurante familiar continuando la tradición. Ahora les tocará reflexionar en las ideas que les ha ido transmitiendo su padre, girando en torno a un restaurante para obreros. Aunque la llegada de una patera a la costa hará que sus reflexiones tomen otro camino.

El eje principal de la película se encuentra en el tema familiar, buscando una reconciliación de los hermanos a través de la situación en la que se encuentra su padre. Algo tan real como la vida misma, porque la mayoría de las familias tienden a separarse, y como ocurre en esta cinta, la reunión tiene lugar tras cada uno llevar un tipo de vida totalmente distinto. Bien es cierto que sus vidas cambiarán, no drásticamente, pero sí tendrán que pensar en cómo actuarán en consecuencia a los hechos recientes.

Cada uno de los hermanos tiene una visión diferente, destacando sobre todo por encima la de Angèle, ya que comparte una historia pasada que le afecta a la situación que está viviendo actualmente. Y no solo eso, si no que otros personajes que aparezcan en la vida de la mujer de la familia, serán los desencadenantes de muchos sentimientos que parecía tener reprimidos. No obstante, su personaje también tiene un significado bastante importante en cuanto a la identidad, ya que al ser actriz le gusta poder ser otra persona en el escenario y olvidarse de sus problemas por un momento.



Por otro lado están sus dos hermanos. Joseph, que en el presente sale con una chica bastante joven, se replantea muchas cosas a su edad. No acaba de aceptar lo que tiene ni lo que le ha ocurrido recientemente, para que además ahora tenga que ver a su familia y le digan como tendría que actuar. En cambio Armand, podría decirse que es el que tiene la mente fría y lo tiene todo claro. Prefiere quedarse desde siempre cerca de su padre, ya no para ayudarle en la casa, si no para llevar el restaurante y que no se pierda esa tradición. Diferentes historias, que al fin y al cabo acaban confluyendo en el mismo punto.

Pero Guédiguian no solo se centra en la familia, ya que trata el tema del perdón por los problemas no solo causados en el pasado, si no también en los presentes. Aunque el que me parece más destacable es el del paso del tiempo. Desde el comienzo de la película, el director invita a los espectadores a reflexionar acerca de si el paso del tiempo afecta solo a las personas o si también al entorno en el que viven.


A raíz de esto, hay que destacar que la película está grabada en el mismo lugar con diferentes planos. No se ve más allá de la cala en la que se encuentra la casa. El espacio se ha reducido al máximo, para ofrecer una visión mucho más centrada de los temas que quiere hablar. Por ello, de manera indirecta, provoca que los espectadores imaginen como era antes el lugar en el que se mueven los personajes. A través de los diálogos y algún flashback, se pueden crear ciertas ideas acerca de como ha ido cambiando la vida en la pequeña cala, que sigue teniendo una belleza inmejorable.

Al ser una producción europea, se ha querido incluir en la cinta el tema de los refugiados, algo que se está dejando de lado en los medios, y que el director considera muy importante ya que es el futuro del continente. Pero no voy a hablar mucho de este tema, ya que es un punto clave en la película que no quisiera revelar.


Lo que sí que he notado al ver la película es que el final invita a imaginar como sigue la historia, al quedarse abierto. Pero lo que no convence del todo es que los temas que trata se quedan a medio camino. No se terminan de cerrar. Se ve la intención de que van hacia algún lado, pero no llegan. Y esto quizás haga que el largometraje se haga un poco cuesta arriba. Por ello, a aquellas personas que les guste el cine de autor y el cine de género, encontrarán un título llamativo en La Villa (como se llama originalmente), pero no se la recomendaría a cualquier público que no haya visto nada del director antes.


Alejandro C.

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